- Protección celular contra el estrés oxidativo
- Potente acción antioxidante
- Acción preventiva, protege la vista de los daños causados por el envejecimiento
- Acción antiinflamatoria e inmunoestimulante
La vitamina E es una vitamina liposoluble presente en numerosos alimentos, se presenta de forma natural en ocho formas químicas divididas en dos categorías principales: tocoferol (alfa, beta, gamma y delta) y tocotrienol (alfa, beta, gamma y delta), de las cuales el alfa-tocoferol es la sustancia sintetizada por el cuerpo humano.
Es la vitamina liposoluble más potente y su acción antioxidante protege los ácidos grasos poliinsaturados de los fosfolípidos y las lipoproteínas plasmáticas, impidiendo que se dañen las membranas celulares. Esta importante vitamina es absorbida por la mucosa intestinal, gracias también al consumo de grasas como parte de la dieta. Su presencia en el intestino también favorece la absorción de otras vitaminas, como la vitamina A, la vitamina C y las vitaminas del grupo B. La vitamina E se deteriora muy fácilmente y es muy sensible al calor, lo que reduce considerablemente su concentración. Los productos excesivamente refinados que encontramos en la dieta "moderna" carecen de vitamina E, por lo que siempre es mejor elegir alimentos preferentemente de temporada y/o de cultivo ecológico.
Esta falta de vitamina E, provocada por desequilibrios subjetivos o por el contenido cada vez menor de micronutrientes en muchos alimentos que encontramos en el supermercado, puede dar lugar a una verdadera carencia. Debido a su implicación en diversos mecanismos fisiológicos de nuestro organismo, una carencia de vitamina E podría provocar diversos tipos de problemas asociados. En nuestro organismo, la vitamina E actúa principalmente como un potente antioxidante, protegiéndonos contra los daños causados por los radicales libres, las toxinas alimentarias, la contaminación y los rayos UV, que pueden dañar las membranas celulares compuestas de ácidos grasos y facilitar la aparición de enfermedades degenerativas. Por lo tanto, esta vitamina contrarresta los efectos del envejecimiento celular. Su poder antioxidante protege nuestros ojos de los daños causados por el envejecimiento, en particular de la degeneración macular de la retina (típica en sujetos de edad avanzada) y de la formación de cataratas, donde se cree que el estrés oxidativo puede desempeñar un papel importante.
Por esta razón, los estudios han revelado que su integración es muy útil en la prevención de la degeneración macular. También ejerce una acción antiinflamatoria y refuerza el sistema inmunitario, lo que contrarresta la formación de nitrosaminas (agentes cancerígenos que se forman en el estómago a partir de los nitritos presentes en nuestros alimentos).
Varios estudios muy interesantes han demostrado que la vitamina E posee propiedades que protegen el sistema cardiovascular.
La vitamina E ejerce cierta influencia en la inhibición de la oxidación del colesterol LDL "malo" y previene contra la aterosclerosis, inhibiendo la agregación plaquetaria y, por tanto, la formación de coágulos sanguíneos, ejerciendo una eficaz acción vasodilatadora (por lo que también está indicada para sujetos hipertensos). Investigaciones recientes sugieren que la vitamina E ejerce una acción neuroprotectora frente al estrés oxidativo, retrasando el deterioro cognitivo y previniendo la aparición de enfermedades degenerativas como el Alzheimer. Desempeña un papel muy importante en lo que respecta a la piel, por lo que también se utiliza en cremas del ámbito dermocosmético, como productos antiarrugas, hidratantes y calmantes para pieles irritadas, secas, enrojecidas y deshidratadas. La acción antioxidante de la vitamina E nutre y protege la piel de la acción de los radicales libres, principal causa del envejecimiento cutáneo y del daño celular, además de prevenir los daños provocados por la exposición excesiva a los rayos UV. La vitamina E se utiliza desde hace mucho tiempo tanto en el campo de la ginecología como en el de la infertilidad masculina. En el caso de las mujeres, ayuda a equilibrar el ciclo menstrual y reduce significativamente los riesgos de aborto. Durante la fase de la menopausia, ayuda a mejorar efectos desagradables como los sofocos y los dolores de cabeza. Por otra parte, la acción antioxidante es importante para los hombres, ya que protege los espermatozoides combatiendo los radicales libres responsables de dañar el ADN de los espermatozoides.